martes, 9 de octubre de 2007

Adoro a las mujeres sabias, porque me enamoran sin piedad

Las mujeres sabias son las mejores amantes del mundo. Son las perfectas y amorosas cazadoras de su masculina e indefensa presa.

Su sabiduría les permite enamorarnos y arrancarnos, desde lo más profundo de nuestra confundida alma, todo el placer que nunca hemos conocido, ni sabido aprovechar. Sabias son todas las mujeres.

Las mujeres sabias son un peligro y ante todo un reto, y no son para cualquier hombre. Hermosas e imponentes. No las descubres a simple vista, ni con un tacto inmaduro. Sólo, y sólo si eres observador, podrás verlas en todo su esplendor, y entonces, sabés que careces de toda defensa ante ellas.

Cuando una mujer sabia duerme en tu cama, te enamora hasta en los sueños. Porque te lo hacen durmiendo, y sin soñarte, sólo con estar a tu lado. Te darás cuenta que su piel tiene la fragancia de los dioses, y al tacto se te presenta tersa, justo como el viento que resbalaba por vuestro rostro cuando niño.

Una mujer así ilumina tu alcoba durante las noches más oscuras y las penas más insufribles. Nunca sentirás pena en postrarte a los pies de una mujer sabia, pues sabrá como amar ese gesto, nunca tomará botín de vuestra tristeza llana. Muy al contrario te regalará con sus ojos, una luz profunda y antigua, y con sus manos buscará darte consuelo y respaldarte.

GF:.G

martes, 21 de agosto de 2007

Tautología del hambre o Maluco-Diálogo sobre la esencia de algunas cosas y otras no

[Esta es una conversación de los marineros del barco de Magallanes. Fue escrito en 1558, que después de pasar tres meses de hambre, de beber agua descompuesta, y de cruzar el Estrecho que lleva el nombre del navegante portugués, se encuentran en una situación desesperada. Espero lo disfruten y vivan ese momento]

-¿Qué es para vos una nave?- dice alguien.
-Un cuenco -contesta otro.
-Un cuenco de vida -dice un tercero.
-Un cuenco de madera -repite el primero.
-Árboles. Todo un bosque.
-Un montón de maderas.
-Una puerta abierta.
-Un ataúd.
-La muerte.
-¿Y qué es la muerte para ti?
-Una nave. La última.
-Otra puerta -Dice el capellán Balderrama.
-No podemos saber qué es, hasta haber pasado por ella -interviene Rodrígo, que es muy dado a especulaciones-. Y cuando lo sabemos ya no podemos contarlo a nadie. Pero me inclino a definirla como un momento de tránsito; ya sabéis, entre este mundo de prueba y la verdadera vida. Tanto, que se podría decir que la muerte es la vida, ¿no, padre?
-Todo depende -contesta el capellán, estimulado-. Todo depende. Puede ser la vida eterna o la eterna condenación, que es la verdadera muerte, la del alma.
-!Oh, vamos! -digo irritado por tanta palabrería-. La muerte es una porquería. Un olor hediendo, el zumbido de las moscas, los gusanos; una porquería.
-Y la soledad -agrega alguien.
-¿Y qué es la soledad para vos?
-Una casa cerrada.
-Una cuna vacia.
-Eso es la muerte -digo
-Y también la soledad. Son la misma cosa.
-La soledad es una planta que te crece en el pecho y echa raíces tan fuertes que no puedes quitártela.
-Un gesto o un aroma que no podemos recuperar. Un sabor para siempre perdido.
-Un camino que se aleja.
-Eso es una nave.
-No, eso es la libertad.
-¿Y que es la libertad?
-Una nave.
-Muchas puertas.
-Un animal indómito.
-Un niño jugando.
-El oro y las especias.
-Un río que se abre camino a pesar de los obstáculos.
-La muerte es un río.
-No, la vida.
- ¿Y qué es la vida para vos?
-Un cuenco.
-Quedamos en que eso era una nave.
-El aroma de un buen guisado.
-Una mujer que pasa y nos seduce un instante. [...]
[...] Año de 1519. Maluco. Napoleón Baccino Ponce de León.

Si os ha agradado, mucho me complaceré en enviaros una copia completa de ésta discusión que termina mais adelante.

jueves, 16 de agosto de 2007

Archipiélago del navegante noctámbulo

Navegar sin instrumentos, sin derrotero, con un viento cálido originado en el archipiélago de vuestra piel. Navegando a vela corta, con poco trapo en los mástiles, para ir con calma, haciendo arribo de caleta en caleta. Apeándose en cada trazo de vuestra piel.

Yendo de los australes territorios de vuestros delicados pies, haciendo rumbo meridional por las columnas de Hércules, y que soportan las vuestras dunas blancas de tersura y que le son ceñidas por vuestro talle.

Recorriendo los bajos de arena perlada y azul turquesa de vtro. vientre, me declaro sediento, buscando por entre vuestros montes gemelos y besando vuestras cumbres; busco el canto de sirena que me lleve al manantial de agua clara que de vuestra boca emerge.

Todo el recorrido estelar haré hasta que despunte el alba, hasta que vuestra merced me dé asilo y yacer tranquilo. GF:.G a KaPe.

De los dos amores o las desdichas del marino

¿Qué vamos ha hacer con tanto marinero que fue arrastrado a tierra firme? ¿Qué vamos a hacer los marineros que encontramos en los ojos de una mujer clara, la única bahía segura, cierta y cálida? ¿Qué harán los marineros muertos, los viejos fantasmas de nuestros hermanos, que naufragaron en el abrazo eterno de Nuestra Amada Mar?

¿No será que los marineros siempre buscamos vivir entre dos amores y por eso tenemos mala suerte siempre?.

Dos amores, una mujer que te abraza cariñosamente, y que con sus ojos lindos, que son bahías soleadas, nos invitan a estar en tierra firme, mujeres ciertas que te dan a beber agua dulce de su boca.

Dos amores, una Mar, fuerte, dominante, a la que amamos y tememos. Celosa amante a la que le damos nuestras fuerzas y que nos arrebata la vida para quedarnos a vivir sólo con ella.

Amante mía, amante de mis hermanos marineros. ¡Vaya incestuoso y maravilloso amor el de la Mar! GF:.G

viernes, 27 de julio de 2007

L'isola del giorno prima

"Desafío a quienquiera a que se halle abandonado en un navío desierto, entre cielo y mar en un espacio perdido, y a que no esté dispuesto a soñar que, en esa gran desgracia, no le haya tocado en suerte, a lo menos, haber ido a parar en el centro del tiempo". (Eco 2001) L'isola del giorno prima.

Abogado de los navegantes

"[...] un temporal, como nunca había sufrido el navío, nos partió el mástil de proa quedando totalmente desarbolados, sin gobierno durante tres días y tres noches, con vías de agua que amenazaban con hundirnos y perecer todos. Ignacio de Sousa, hombre muy temeroso de Dios, subido al palo mayor para divisar el horizonte, recurrió a la protección de San Telmo, abogado de los navegantes y de nuestras almas y en seguida su imagen nos apareció con los faroles encendidos, por lo que llenos de fe y coraje ligamos los restos de las velas, y una vez calmada la tormenta, descubrimos tierra y con viento de popa, muy cansados y algunos heridos, llegamos a Vigo, donde desembarcamos [...]" (García, Ricargo 2007). Pregón de las Fiestas de San Telmo 2007

Vivir de consorte

De las artes de marear, la de vivir de consorte, es la que más ánimas crea; pues la Mar en aquellas entrañas suyas, hundiere a los entrañables que no vuelven.

Ánimas viejas de los marinos


Nada límpido hay en las ánimas viejas de los marinos, por lo tanto, nada que inspire ha abandonar la virtud.